El primer transporte de niños llegó a Harwich (Inglaterra), el 2 de diciembre de 1938, con 196 niños de un orfanato judío de Berlín. El orfanato había sido quemado por los nazis durante la noche del 9 de noviembre.
El resto de los traslados se hizo en tren con niños que provenían de Viena, Berlín, Praga y otras ciudades importantes, quienes cruzaron las fronteras holandesas y belgas, y fueron enviados Inglaterra. Cientos de niños permanecieron en Bélgica y Holanda. Los transportes terminaron con el estallido de la guerra en septiembre de 1939.
En total, aunque las cifras exactas se desconocen, los Kindertransports trasladaron alrededor de 10.000 niños, la mayoría de ellos judíos, procedentes de Alemania, Austria, Checoslovaquia y Polonia. Ninguno fue acompañado por sus padres; algunos bebés eran trasladados por los propios niños.