La red de fuga en que intervinieron hombres de la Iglesia Católica se llamó la “Ruta de las Ratas” o la “Ruta de los Monasterios” y fue la más eficaz de todas las vías de escape de los nazis.
Estimaciones coincidentes indican que 5.000 jefes nazis alcanzaron a escapar gracias a esta organización. Su sede central estaba en Roma, Italia. Operaba desde oficinas propias bajo la cobertura de la “Pontificia Comisión de Asistencia” (PCA) a la que Pio XII (Eugenio María Giovanni Pacelli) había conferido competencia exclusiva en el manejo de los temas vinculados a prisioneros y refugiados de guerra.
La organización la manejaba el Obispo Austríaco Alois Hudal, Jefe de la Sección Austríaca de la PCA y Rector del Colegio Alemán Santa María dell’ Anima, sito en Piazza Navona, en Roma, Italia. Alois Hudal era un ferviente nacionalista y antisemita austríaco.