A través de su hija y nietos, Salomón Ladowski está presente para contarnos su testimonio durante la Shoá. A través de sus fotografías está su pasado, su vida y su legado, su familia… A través de todos estos documentos, la vida de Salomón llega a todos y nos demuestra que sobrevivir se transforma en contar para que el mundo se entere…
Mi papá, Salomón Hersz Ladowski, nació en Varsovia en el año 1904. Cuando estalló la II Guerra mundial lo alistaron para luchar en el frente ruso. En 1941 fue tomado prisionero por el ejército alemán y trasladado al campo de concentración en donde comienza ésta crónica.
Al final de la guerra, se quedó junto a otros sobrevivientes, que con la ayuda del JOINT, buscaron a sus familiares desaparecidos. Llegó a la Argentina en el año 1947, casándose al año siguiente con mi mamá Raquel Goldenberg ; ella a su vez había partido del puerto de Génova en el último barco al que se le permitió zarpar, en 1938. Y en 1949 nací yo.
Él se definía como sobreviviente, judío y argentino. Activaba en “SheritHapleitá”. Viajó dos veces a Alemania para atestiguar en los juicios a los jerarcas nazis. Trataba de contar su historia siempre. Creía en el valor de la transmisión y la memoria “para que no vuelva a repetirse”.
Quedaron en los campos de concentración y exterminio sus tres hijas – Roize de 10 años, Mindl de 8 y Pua de 6 – su esposa, sus padres, seis hermanos, primos, tíos, cuñadas, cuñados y sobrinos. En 1968 viajamos a Israel y entregó en YAD VASHEM una extensísima lista con los nombres de todos ellos con el propósito de dejar constancia de sus vidas y no se los olvide. A los 70 años comienza a escribir en Ydish este relato como testimonio y legado, fiel a sus principios. Llegó a disfrutar de mis hijos y ellos de él. Y ahora, ya adultos, me incentivaron a dar a conocer su escrito.
Encuentro en esta entrega un modo de honrar su memoria. SARA LADOWSKI